Escribo porque la
temperatura está en mi
como los colores , los sonidos , el eco,
como las caras de la gente, como los patos en el aire,
las arenas, los carruajes.
Si yo fuese un vampiro no escribiría,
tocaría la flauta en un castillo que no existe
me escondería en armarios insondables
y lamería las rubias trenzas de una muchacha pálida
que, como ahora, se aleja en la pared.